40 Pág.


    Oficio sí, profesión no


    Mi abuelo hacía carpintería de barcos

    y le puso a mi madre

    el mismo nombre que la empresa donde trabajó.


    Había estado en la forestal

    y en una de esas noches calurosas

    segundo david peralta

    salió del monte espeso

    se hizo un mate en silencio

    untó pan con miel

    antes de irse apagó el fuego

    y escribió con un palito en las cenizas

    “aquí estuvo mate cosido”.


    Era el único que tenía carro y caballo

    arrancaba con sus nueve hijos

    y en el camino se trepaban

    otros chicos:

    un futuro intendente

    un futuro músico, un futuro

    escritor ¿y el futuro?

    Oficio sí, profesión no.


    Buscamos el reverso de las cosas

    las maderas tienen lado los

    ladrillos tienen lado las telas

    tienen lado los papeles tienen lado

    encontramos un rollo

    de papel en la calle

    y lo subimos al departamento

    vamos a hacer carteles

    vamos a revolver el engrudo hasta que quede

    vamos a buscar

    el lado de las cosas.

    Oficio sí, profesión no.


    No escribir de una sola cosa a la vez

    no hablar con una sola persona a la vez

    no construir sentido unidireccional

    no pensar en el jurado

    no pensar de acá a tres meses

    no pensar en el remate.

    Oficio sí, profesión no.


    Muchos años antes de morir

    mi abuelo tuvo parkinson

    las herramientas brillantes en el galpón

    y él nada, nada

    vamos a inventar una frase

    vamos a pintarla en los papeles

    después lo atropelló

    un vehículo de chapa y plástico

    un conductor de electricidad contemporánea

    lo mató en el acto y se fugó

    entregaron el cuerpo en una comisaría

    de otro barrio

    vamos a pegar carteles

    vamos a dejar que los sentidos nos construyan

    que las cosas lleguen a un punto

    donde no las podamos controlar

    a ver si hay belleza, amor

    a ver si es cierto que vale la pena

    escribir desde el territorio del vitalismo.

    Oficio sí.

    Profesión no.


    Edita Borde Perdido

    A los techos - Alejo Carbonell

    $2.600,00

    SIN STOCK

    40 Pág.


    Oficio sí, profesión no


    Mi abuelo hacía carpintería de barcos

    y le puso a mi madre

    el mismo nombre que la empresa donde trabajó.


    Había estado en la forestal

    y en una de esas noches calurosas

    segundo david peralta

    salió del monte espeso

    se hizo un mate en silencio

    untó pan con miel

    antes de irse apagó el fuego

    y escribió con un palito en las cenizas

    “aquí estuvo mate cosido”.


    Era el único que tenía carro y caballo

    arrancaba con sus nueve hijos

    y en el camino se trepaban

    otros chicos:

    un futuro intendente

    un futuro músico, un futuro

    escritor ¿y el futuro?

    Oficio sí, profesión no.


    Buscamos el reverso de las cosas

    las maderas tienen lado los

    ladrillos tienen lado las telas

    tienen lado los papeles tienen lado

    encontramos un rollo

    de papel en la calle

    y lo subimos al departamento

    vamos a hacer carteles

    vamos a revolver el engrudo hasta que quede

    vamos a buscar

    el lado de las cosas.

    Oficio sí, profesión no.


    No escribir de una sola cosa a la vez

    no hablar con una sola persona a la vez

    no construir sentido unidireccional

    no pensar en el jurado

    no pensar de acá a tres meses

    no pensar en el remate.

    Oficio sí, profesión no.


    Muchos años antes de morir

    mi abuelo tuvo parkinson

    las herramientas brillantes en el galpón

    y él nada, nada

    vamos a inventar una frase

    vamos a pintarla en los papeles

    después lo atropelló

    un vehículo de chapa y plástico

    un conductor de electricidad contemporánea

    lo mató en el acto y se fugó

    entregaron el cuerpo en una comisaría

    de otro barrio

    vamos a pegar carteles

    vamos a dejar que los sentidos nos construyan

    que las cosas lleguen a un punto

    donde no las podamos controlar

    a ver si hay belleza, amor

    a ver si es cierto que vale la pena

    escribir desde el territorio del vitalismo.

    Oficio sí.

    Profesión no.


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