163 Pág.
Agua desnuda es un libro de versos que fue anunciado en varias ocasiones, pregustado de manera parcial a través de diarios y revistas, comentado de antemano y ansiosamente esperado; un libro que alcanza su primera edición a casi cien años desde que la autora comenzó el proceso de su escritura. (…) En la inédita Historia de la Literatura Entrerriana (1985), Luis Alberto Ruiz afirmó que «la poesía es incandescencia, pero sólo los altos poetas se queman. Los otros quedan apenas chamuscados». Aquí está la figura de Carmen Segovia García, vencedora de las sombras, y su palabra poética encendida como testimonio luminoso de persistencia y de vida.
Matías Armándola
De la niña solitaria, surgió una mujer apasionadamente rebelde, de una imaginación disciplinada y una fantasía que transforma piadosamente la pequeñez del vivir cotidiano, sahumándolo de idealismo, para no horrorizarse con su egoísmo infinito.
Eso, ante todo, es mi poesía.
Las olas del vivir estallan contra mi espíritu. Me agotan el egoísmo, la incomprensión y este dolor de toda la humanidad en su lucha sin tregua. Mi serenidad de roca siente vibrar su entraña herida a cada choque grosero y devuelve a los otros la brillante ilusión de la espuma.
Carmen Segovia García
Edita Azogué
163 Pág.
Agua desnuda es un libro de versos que fue anunciado en varias ocasiones, pregustado de manera parcial a través de diarios y revistas, comentado de antemano y ansiosamente esperado; un libro que alcanza su primera edición a casi cien años desde que la autora comenzó el proceso de su escritura. (…) En la inédita Historia de la Literatura Entrerriana (1985), Luis Alberto Ruiz afirmó que «la poesía es incandescencia, pero sólo los altos poetas se queman. Los otros quedan apenas chamuscados». Aquí está la figura de Carmen Segovia García, vencedora de las sombras, y su palabra poética encendida como testimonio luminoso de persistencia y de vida.
Matías Armándola
De la niña solitaria, surgió una mujer apasionadamente rebelde, de una imaginación disciplinada y una fantasía que transforma piadosamente la pequeñez del vivir cotidiano, sahumándolo de idealismo, para no horrorizarse con su egoísmo infinito.
Eso, ante todo, es mi poesía.
Las olas del vivir estallan contra mi espíritu. Me agotan el egoísmo, la incomprensión y este dolor de toda la humanidad en su lucha sin tregua. Mi serenidad de roca siente vibrar su entraña herida a cada choque grosero y devuelve a los otros la brillante ilusión de la espuma.
Carmen Segovia García
Edita Azogué